sábado, 16 de marzo de 2013

Como seguimiento de la asignatura reproduciré a continuación mis aportaciones al debate. (aquí las 2 primeras) :



03/03/13

Me permito iniciar el debate siguiendo el hilo de una de las cuestiones planteadas en el enunciado, cuál sería el papel de los medios de comunicación en nuestra sociedad, concretamente la TV, cuestión a la que creo tener respuesta.

Mi respuesta sería: trasladar mensajes, disfrazados en la información emitida, con el objetivo único de crear estados de opinión. Argumento mi respuesta en base a la observación:

En el mismo enunciado del debate se nos señalan ejemplos claros, como pueden ser los antiguos informativos de la Fox, el No-Do o las actuales cadenas ideológicas implantadas en la TDT. Los casos de televisiones como TV3 o la 1 son más peligrosos dado que se disfrazan de información más o menos aséptica pero sus noticias lanzan mensajes, no tan directos como las anteriores sino subliminales, orientados a incidir en las emociones de las personas. Sentimientos como la rabia, el odio, el temor, la euforia, la identificación grupal, etc. se nos acentúan después de escuchar los informativos o las tertulias de los “profetas del ciberespacio”, por cierto siempre los mismos y circulando por la mayoría de cadenas. También tras determinados partidos de futbol.

A partir de ahí opinamos, pero siempre nuestras opiniones siguen la línea trazada en nuestros informativos preferidos. Han construido nuestra opinión.

El resto del tiempo las cadenas se ocupan en tener a los niños entretenidos y en infantilizar, a los adultos.

Parece que los gobiernos o el poder real, en un momento determinado de la historia han tomado el control de los medios de comunicación y los utilizan para mantener o cambiar las sociedades. El motor son los ciudadanos y el combustible la ¿“información”? que se le da

06/03/13

Las imágenes de la arquitectura románico-gótica, eran entendidas por los estudiosos de las sagradas escrituras. El pueblo carecía del conocimiento necesario para interpretarlas. La Gloria, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, las maldades humanas, el final del mundo y el infierno tenían su representación en aquellas figuras, dulces o monstruosas, que los eclesiásticos se ocupaban de interpretar y leer en voz alta.

La cultura de masas a la que alude Eco, obtiene en la TV su mejor aliado. En el enunciado anterior Oscar hablaba de intereses privados, de estructuras de poder y grupos concretos de influencia. Los gobiernos no dejan de ser el punto máximo al que aspiran unos “entes” extraños llamados partidos políticos. Teniendo éstos como objetivo situarse en el poder, una vez alcanzado se obsesionan en mantenerse allí. Para ello hacen verdaderos esfuerzos en diseñar estrategias que “culturicen” a las masas. A los tres niveles nombrados por Eco me permito ponerles ejemplos:

Bajo: programas de entretenimiento y descerebración (tipo Gran Hermano, cotilleo, concursos y futbol)

Medio: los informativos, a la medida del partido gobernante. Las tertulias creadoras de opinión.

Alto: documentales y programas pseudo científicos diseñados para evitar la reflexión, cosa que por cierto no gusta al poder.

Los religiosos de la Edad Media han sido sustituidos por periodistas que interpretan el bien y el mal.
Religión o Ideología, curas o periodistas, qué más da.

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