sábado, 1 de junio de 2013


MITJANS DE COMUNICACIÓ HISTORIA I PRESENT. (Y futuro)

Finalizando el semestre quiero trasladar a este blog, creado para la asignatura, mi idea acerca de lo que le depara a los medios de comunicación o cuanto menos a la profesión que hasta ahora los alimentaba, la de periodista: su extinción como especie al estilo darwiniano. Me explico:

Para Habermas es en la esfera de lo público donde se puede formar la opinión pública. Los ciudadanos concurren ahí voluntariamente bajo la garantía de expresar y escribir libremente sus opiniones respecto a temas de interés general.

Necesariamente se precisan determinados medios de transmisión y de influencia, tanto para obtener información como para exponerla públicamente. Durante el siglo XVIII la prensa política cobra un importante papel, se han convertido en portadores y líderes de la opinión pública. Las empresas periodísticas empiezan a alcanzar poder. De ahí hasta el fin de la “sociedad de la información” de Mattelard.

Tras las diferentes doctrinas organizativas (economía política de Adam Smith, el industrialismo de Saint-Simón, la científica división del trabajo taylorista, etc.) finalizada la II Guerra Mundial se impone la denominada sociedad de la información, una sociedad technotrónica, post-industrial; parte integrante entre los sistemas de valores y que acompañará hasta el final de las ideologías, momento en el que nos encontramos si exceptuamos la eterna religión y posiblemente entrando en una nueva era, la “sociedad del control”.

¿Control? ¿Sobre qué? Sobre todo pero, fundamentalmente sobre la información. De ahí que posiblemente en un periodo de tiempo no muy largo, veamos desaparecer una profesión, el periodismo.

El mundo ha entrado en crisis y entre las pérdidas que se podrían contabilizar encontramos la pérdida de credibilidad: en la clase política, en la economía, o en los periodistas; por citar unos pocos ejemplos. En realidad, no es que fueran creíbles anteriormente, pero por desconocimiento y en un acto de fe, la gente creía.

Los periodistas han pasado a formar parte de las élites, por tanto del poder y bajo su control. Se han entregado a él. El Estado como poder, algo tiene que ver en ello.

Si anteriormente el Estado actuaba frente a los “estados de opinión”, ahora quienes generan opinión están supeditados a él. Parece que son financiados por las administraciones, de no ser así, no subsistirían.

Cada vez más la opinión pública percibirá que se ha convertido en un simple eco de las élites del periodismo (tertulianos y lectores del guión programado para los tele-noticiarios). También en espectadores pasivos de los programas de cotilleo y entretenimiento. Ante tal circunstancia el periodismo, a mi juicio y al de cuanto menos Lluís Bassets[1], está próximo a su desaparición.

 



[1] BASSETS Ll., “El último que apague la luz”. (Madrid 2013) Santillana Ediciones Generales SL.

No hay comentarios:

Publicar un comentario